Coaching, Publicaciones

Diálogos del alma

Comparto una publicación de uno de mis autores preferidos que escriben sobre el alma.

En este artículo, nos propone una manera particular de ver nuestro trabajo, de conocernos a través de él, y de darle sentido. Propone poner el foco en los afectos, los vínculos importantes y los valores morales y personales.

Te invito a reflexionar con el.

Diálogos del alma (Sergio Sinay, Pag. 4, LaNacion Revista, 3 de agosto de 2014)

“Más que ganarse la vida

Señor Sinay: A veces tengo fuera del trabajo actitudes que reprocho de mis superiores. Cómo hacer para evitarlo a tiempo? Magadalena Pietro

RE:

Los seres humanos somos transformadores por naturaleza, de allí que aun cuando digamos que trabajamos para ganarnos la vida, no podemos estar inactivos a pesar de habérnosla ganado económicamente. A través del trabajo expresamos emociones, valores, cosmovisiones, dones. En el podemos vislumbrar momentos de sentido existencial o asomarnos al vacio y la angustia, más allá del éxito, poder o dinero que pueda proveernos. Y nadie, aunque lo diga y se lo proponga, es una persona en el trabajo y otra afuera. Dedicamos muchas horas y energía a lo que hacemos como para sostener semejante disociación. Nuestro trabajo puede mejorar el mundo y alimentar el sentido de nuestra vida o puede empeorarlo y empobrecernos espiritualmente. Y esto no tiene que ver solo con lo que hacemos, sino con como lo hacemos. Nuestra actitud ante las tareas y ante los otros en ella y a través de ella, es responsabilidad propia e intransferible.

“Parece que la evolución del mundo del trabajo estuviera destinada reducir la felicidad que uno encuentra en el”, advierte el economista francés Daniel Cohen, en Homo economicus: el profeta El trabajo y la vidaextraviado de los nuevos tiempos, una brillante reflexión sobre lo que la economía hace de nuestras vidas y de nuestras relaciones cuando se antepone a la moral. Se advierte un creciente
malestar en el mundo laboral, más allá de entretenimientos, capacitaciones e incentivos que las organizaciones proponen. Pero en definitiva las personas son personas y ese malestar se refleja en la globalidad de sus vidas. Es en los afectos, los vínculos importantes y los valores morales y personales en donde urge recostarse ante un mundo laboral en el que, como señala Cohen, la competencia prevalece sobre la cooperación y donde el beneficio económico y la rentabilidad son más importantes que el servicio y la realización. Se trata de integrar el trabajo a nuestra vida y no al revés. Hacerlo, obliga a menudo a tomar decisiones para preservar lo más valioso. Ganarse la vida, si: pero que tipo de vida?”.